Sobre el sistema CTS en España el modelo que presenta Angel
Pestaña parece correcto, pero se echa en falta una pieza social. Es decir, ya
que el dinero, la inversión, procede del pueblo, de la sociedad, ¿por qué no se
devuelve más información sobre lo que el sistema genera, sobre el nivel de
conocimiento y las innovaciones que se desarrollan?
En esta misma línea no es fácil distinguir si las patentes
benefician a la sociedad o solo al inventor. Mirando a las grandes compañías, ¿el
objetivo de las patentes es el beneficio social o este es solo un efecto
colateral de la concesión de patentes? Se supone que las patentes mueven la
innovación, la investigación, pero parece contraproducente que a la vez ayuden a
evitar el secretismo de los inventores, y que no se concedan si no ha existido
ese secretismo previamente. O que, una vez concedidas, el inventor tenga que
pagar por defender su patente ante un posible plagio.
Al ritmo con el que avanza el mundo, cuando en algunos
aspectos los límites entre la realidad y la ciencia ficción se vuelven ya un
poco difusos, no parece ingenuo pensar que puedan ocurrir nuevos atentados
contra la bioética como el de Myriad. Y, entonces, nos podemos preguntar de
nuevo dónde está el verdadero beneficio de la patente. ¿Cuál es su objetivo?
En ese sentido, ¿merece la pena patentar o supone un
obstáculo para el conocimiento?